Altas capacidades: Características, evaluación y diagnóstico.

Altas capacidades: Características, evaluación y diagnóstico.

La sociedad en general, asocia superdotación o altas capacidades con una persona «muy lista», con altas calificaciones académicas, pero  ¿Qué características a parte de un alto cociente intelectual tienen las personas con altas capacidades?

Los niños/as con altas capacidades o superdotados tienen una serie de características emocionales y conductuales en ocasiones difícil de entender. A veces, tener altas capacidades no es sinónimo de buenas calificaciones o éxito, al contrario, son muchas las personas con altas capacidades que suelen tener fracaso escolar.

Es común encontrar en consulta niños/as que acuden porque se distraen, les cuesta  concentrarse, les resulta difícil adaptarse a las normas de clase, que interrumpen, etc.  Sin embargo, al entablar conversación con ellos/as y comenzar la evaluación, enseguida nos damos cuenta que podemos estar frente a un niño/a con altas capacidades.

¿Cuáles son las características más comunes de niños/as con altas capacidades?

  • Gran curiosidad y creatividad.
  • Suelen ser muy imaginativos.
  • Poseen una gran sensibilidad hacia el mundo que le rodea, por temas de moralidad y se muestran muy irritables con las injusticias.
  • Muy observadores y abiertos a situaciones inusuales.
  • Exigentes y críticos consigo mismo y a veces con los demás.
  • Pueden presentar problemas de relaciones con sus iguales ya que suelen tener intereses distintos. Por ello, les gusta relacionarse con niños/as de mayor edad.
  • Rechazo a la autoridad y las normas, suelen ser muy independientes.
  • Capacidad de liderazgo.
  • Facilidad para aprender.
  • Se suelen aburrir en clase.
  • Son aparentemente muy distraídos.
  • Se sienten incomprendidos, raros.

 

No obstante, para hacer un diagnóstico de altas capacidades no es suficiente con estas características, es necesario realizar una evaluación de la inteligencia mediante pruebas estandarizadas y validadas.

 

El Cociente Intelectual o CI, es, en sí mismo, una medida de la inteligencia. Se trata del producto de dividir la edad mental por la cronológica y multiplicarlo por 100.

Existen numerosos test y escalas para medir la inteligencia, por ejemplo: Escala de inteligencia Stanford-Binet, test de matrices progresivas de Raven, test de factor G de Cattel, Escalas de inteligencia de Wechsler, etc. Siendo ésta última de las más utilizadas.

En las escalas Wechsler, encontramos una escala para adultos, WAIS,  la cual mide la inteligencia a partir de los 16 años de edad. Y dos escalas para niños/as, WICS (de 6 a 16 años) y WIPPSI (DE 3 a 6 años).

Las escalas Wechsler permite obtener tres CI: CI verbal, manipulativo y total. Los CI se obtienen comparando los resultados de cada persona con las puntuaciones obtenidas por otras personas de su misma edad. Un CI= 100 se considera un puntuación normal. Para el diagnóstico de altas capacidades la persona debe superar un CI de 130.

 

Una vez finalizada la evaluación y teniendo en cuenta las características anteriormente mencionadas, así como su CI, se realizará el diagnóstico de altas capacidades. Parece fácil, pero ¿Qué supone para los padres tener  un hijo/a con altas capacidades?

Para muchos padres supone enfrentarse a dudas, dificultades para entender a su hijo/a, quejas por parte del profesorado, problemas a la hora de llevar a cabo pautas educativas, etc.

El papel de la familia es esencial para responder a las necesidades que tienen estos niños y niñas. Es aconsejable que los padres asistan a consulta para recibir pautas e información haciendo así más llevadera la educación de su hijo/a.

A continuación se señalan algunas pautas a tener en cuenta:

  1. No olvide que es un niño/a. Es importante tener en cuenta este punto ya que en ocasiones debido a la madurez del niño/a, a sus preguntas, a su intención de ejercer control sobre lo que le rodea, les damos demasiadas explicaciones, tratándolos como a un adulto. Necesitan ser queridos,  jugar con ellos, darle cariño y también ponerle límites como a cualquier otro niño/a, aunque sus capacidades intelectuales estén más desarrolladas.
  2. Estimularle y motivarle pero no exigirle demasiado ni presionarle a que destaquen en todo.
  3. No reforzar su competitividad. Por el hecho de tener una alta capacidad no tiene que ser él/la mejor en todo. Fomentar la importancia de participar, de divertirse, de relacionarse con sus iguales, sin necesidad de destacar.
  4. Es aconsejable que realicen actividades extraescolares en las que puedan desarrollar su creatividad. A parte de las tareas de tipo escolar, normalmente necesitan llevar a cabo actividades lúdicas diferentes. Es muy importante que estas actividades sean ellos/as quienes las elijan.
  5. Fomentar su desarrollo social. Dejar tiempo y espacio para relacionarse, para jugar.
  6. No tratarle de forma diferente al resto de sus hermanos/as, o del resto de niños/as de su edad.

 

 

Jessica Harana (Psicóloga)

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