14 Dic LA CLAVE PARA SER FELIZ
Nuestra sociedad premia valores para la supervivencia en estos tiempos. Desde la competitividad, la rivalidad y la lucha por destacar y ser mejor…Nos gusta presumir de nuestros hijos, de nuestras pertenencias, de nuestros logros…, pero se nos está olvidando la esencia de ser mamíferos: La búsqueda del cariño.
Cuando atendemos al alivio del dolor (ya sea de uno mismo o de los demás) apelamos al sistema de apego de los mamíferos. Una de las funciones más importantes de este sistema es liberar oxitocina (hormona del amor y el vínculo). Las investigaciones han demostrado que el aumento en los niveles de oxitocina, incrementa el sentimiento de confianza, de paz, de seguridad y conexión; A su vez, reduce el temor y la ansiedad y contrarresta el aumento de la presión sanguínea y de cortisol asociado al estrés.
Las investigaciones sugieren que cuando atendemos al dolor de los demás y mostramos un trato compasivo, nuestro cerebro libera oxitocina y, en consecuencia, “somos más felices”.
Sin embargo, si abordamos los problemas y las diferencias con los demás desde una actitud crítica, se produce un efecto muy distinto en nuestro cuerpo. La amígdala es una de las partes más antiguas de nuestro cerebro y se encarga de responder a las situaciones amenazantes. Así que, cuando se da una situación amenazante para nosotros, como por ejemplo puede ser las diferencias con nuestra pareja, un conflicto con un amigo…, y abordamos tal situación desde la crítica, la amígdala envía señales que aumentan la presión sanguínea, la adrenalina y el cortisol, movilizando la fuerza y la energía necesaria para enfrentarnos o evitar la amenaza, aunque este sistema fue diseñado por la evolución para sobrevivir a los ataques físicos, se activan con los ataques emocionales.A la larga, tales niveles de cortisol, explican la respuesta de estrés y produce depresión, ya que se produce una pérdida en la capacidad de experimentar placer.
Así que, considerando toda la respuesta neurobiológica que se produce en nuestro cerebro cuando aprendemos a responder a las situaciones de nuestro entorno desde una relación de compasión y cariño, estamos influyendo en la capacidad de nuestro organismo para experimentar felicidad.
Por tanto, no es de extrañar que en los últimos años, estamos observando una evidencia y es el que personas que pese a su nivel de éxito profesional, personal…experimentan a menudo una respuesta de infelicidad que condiciona su día a día.
Ante tal situación, debiéramos plantearnos,¿es posible que nuestra respuesta de felicidad se debe a nuestra forma de relacionarnos con los conflictos, retirándonos de nuestra capacidad de mostrar cariño y compasión por las cosas?. ¿Nuestros hijos serían más felices si en vez de educarlos en valores de competitividad y lucha, les ayudamos a enfrentar los obstáculos con compasión y cariño?.
Sólo si entendemos que la respuesta de experimentar felicidad se ve determinada por la forma en la que cada uno de nosotros conectamos con las cosas, estaremos convencidos de la importancia de llevar lo a cabo.
Al fin y al cabo…,¿ no buscamos todos sentirnos felices?.
Lourdes Román Gutiérrez (Psicóloga)
No hay Comentarios